miércoles

CÓMO EXPLICAR LO INEXPLICABLE

¿Qué hacer cuando sientes que lo que pasa en tu vida no es más que el momento en que todo se coloca en su sitio?

Todo el camino primero no fue más que una prueba. Personas que entran y salen de la vida de uno para enseñarnos mediante golpes, heridas y lágrimas lo fuerte que somos y cuánto valemos. Que sólo debemos creer en nosotros. Que sólo debemos amarnos. Qué sólo debemos respetarnos.

Entonces un día tocas el fondo y en lugar de ahogarte en ese agujero, el cuerpo saca fuerzas de no se sabe dónde, para dar el último empujón a los pulmones y el corazón y así intentar salir del pozo gris.

Y si se quiere se sale. Y al salir la vida no es la que habíamos vivido. La vida tiene mil matices y momentos de felicidad que desde tan profundo y oscuro como dónde vivíamos, no podíamos apreciar.

Y ahora, igual que aquel que se levantó en la caverna de Platón y miró tras la hoguera, descubrimos la verdad. Con una sonrisa. Sin perder de vista que los problemas y las dificultades seguirán ahí, pero ya no somos la misma persona.

Y así vivimos en un mundo real. Que no nuevo. Simplemente un mundo visto desde todos los puntos y con todas las perspectivas. Un mundo completo. Que precisamente por estarlo, entendemos.

Ahora lo que nos ocurrió y lo que nos ocurre tiene por fin sentido. Y agradecemos cada sonrisa del mismo modo que agradecemos cada lágrima. Y agradecemos haber dado con personas maravillosas como agradecemos haber dado con otras menos virtuosas. Y agradecemos cada pérdida del mismo modo que cada reencuentro.

Y lo agradecemos por que todo ello, TODO, es lo que nos ha hecho ser hoy quienes somos. Y estamos orgullosos de serlo.

Rompamos los grilletes, levantémonos y dejemos de ver las sombras para ver el mundo real. Depende de nosotros.

Sin embargo, como en un Matrix infinito y eterno, los hombres deciden quedarse sentados mirando a la pared y las imágenes imperfectas e incompletas. No debemos juzgarles. Romper las cadenas que nos atan para posibilitar un modo de ver la vida diferente es un ejercicio demasiado duro y difícil para la mayoría.

Debemos respetar la vida de todos. Aunque tras levantarnos nosotros, no puedan entendernos y seamos juzgados por nuestra visión periférica del mundo. Es normal. Nadie más que nosotros ha visto lo que nuestros ojos. Y lo distinto asusta. Lo inexplicable descoloca. Lo nuevo nos hace sentirnos desubicados.

Es parte del precio de la felicidad auténtica. Vivirla solo. O con suerte, encontrar a otro valiente capaz de abrir la mente y luchar por ser libre. Libre en la vida física pero sobretodo tener un alma libre.

Por lo tanto, ¿cómo explicar lo inexplicable? No explicándolo. Sólo disfrutando y viviendo cada segundo y sintiendo cada emoción y cada sueño y la esperanza infinita y cada beso y cada sonrisa y el amor absoluto y la libertad incondicional y.......

Sólo siendo nosotros, completos, ego y esencia en armonía, transmitiremos la suficiente tranquilidad y paz para que los demás puedan o quieran descubrir algo más sobre qué hay más allá de lo que nos explicaron.

Mientras tanto hay que respetar la decisión de cada cual. Aunque ellos no respeten la nuestra. Sólo es miedo. Y al miedo jamás hay que darle cuartel y aun menos explicaciones.

Al miedo se le vence ignorándolo.






Alegoría de la caverna

Recreación de parte del mito. Se observa cómo el prisionero sólo puede observar proyecciones del mundo que son meras apariencias de las esencias.
Platón describió4 en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.
Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio",5 metáfora que encarna la idea de Bien.
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, 6 con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.





http://es.wikipedia.org/wiki/Alegor%C3%ADa_de_la_caverna

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